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Nos hemos acostumbrado a pensar que los problemas de contaminación son generados exclusivamente por las industrias y que los niveles de contaminación atmosférica siempre deben ser medidos en el aire externo y no en el aire interno de nuestras viviendas o lugares de trabajo. En los últimos años se ha hecho evidente que el aire interno de algunas viviendas y lugares de trabajo puede generar altas dosis de radiactividad a causa de las altas concentraciones del gas radón, el cual se sale desde el interior de la Tierra. Una construcción con poca ventilación puede servir de lugar de acumulación del gas radón y por lo tanto puede aumentar las dosis efectivas de radiactividad sobre el organismo de sus residentes. En la Comunidad Europea y en los Estados Unidos de América, los organismos ambientales y de salud han emprendido campañas para la evaluación de esta amenaza natural causada por el gas radón, con el fin de orientar a la comunidad y plantear mecanismos que permitan la disminución de la exposición a esta nocivo gas, el cual termina afectando algunos órganos vitales hasta tal punto que puede causar la muerte por cáncer de pulmón.

Garzón Valencia, G. (2013). El gas radón y la hormesis. Entorno Geográfico, (4). https://doi.org/10.25100/eg.v0i4.7604